jueves, 31 de enero de 2008

ILLIA IMPEDIDO DE HABLAR EN CNEL SUAREZ, por Guillermo C. SOL

Este relato pretende rescatar una pequeña parte
de la Historia Política del Distrito de Coronel Suárez,
que se desarrollo en el Establecimiento «San Guillermo»propiedad de Hector Norman Sol, mi padre.

Momentos que tengo muy presentes y que marcaron mi ideario político y ciudadano.

Dr. ARTURO UMBERTO ILLIA
Presidente de la Nación Argentina 1963 – 1966


A pesar de todo, Arturo U. Illia, huésped de honor
en Coronel Suárez

A veces los pueblos, sin proponérselo, dan marco a situaciones que en el decurso del tiempo llegan a tener una dimensión histórica, en una magnitud que será mensurada según quien la analice y sitúe en su verdadero punto, de acuerdo al propio criterio. En ese contexto se puede ubicar a lo ocurrido hace cuatro décadas en un campo de Coronel Suárez, que tuvo como protagonista central a una personalidad política argentina, ejerciendo su mandato en la presidencia de la Nación y dando su ejemplo de verdadero demócrata y patriota,en forma tal que hoy, pese al tiempo transcurrido, puede constituirse en paradigma de los que aspiran a construir una República Argentina digna de ser vivida, superando los aspectos negativos que han afectado la grandeza nacional y condenado al sufrimiento a millones de habitantes. Estoy hablando de don Arturo Umberto Illia que, habiendo sido depuesto por un poder espurio, supo enfrentarlos con una dignidad propia de un demócrata señero. Solo por su temple y acrisoladas convicciones fue capaz de afrontar con grandeza y frente alta, el agravio de quienes ejercían el poder por la fuerza.

El episodio que voy a relatar, del que fui testigo, sucedió en un campo del distrito de Coronel Suárez, que describiré seguidamente para que el lector tenga un real cuadro de situación de acontecimientos propios de una historia lugareña, que exalta la figura de su protagonista y ha quedado grabada en el tiempo, con las variadas acotaciones que inspiran el Dr. Illia, conductor de la República en una época difícil y aciaga por los hechos que se fueron sucediendo durante las décadas posteriores.

Al lector

Necesito explicar el origen de este libro y digo libro, porque así se llama todo «conjunto de hojas manuscritas o impresas, encuadernadas, que forman un volumen ordenado para la lectura» Debo aclararlo por el profundo respeto que me despiertan aquellos grandes «escritores e historiadores» que tiene mi pueblo.

Mi sola intención es la de compartir mis vivencias de este hecho, que considero histórico y rendir mi humilde homenaje a este gran hombre de la vida política Argentina.

No quiero dejar de expresar mi profundo agradecimiento al Sr. Hector Dos Santos, quien es poseedor de una profunda vocación literaria y me estimuló para que plasme en papel, los recuerdos aún latentes de aquella experiencia.

Guillermo Claudio Sol
Coronel Suárez, 30 de Abril de 2005

Establecimiento «San Guillermo»

Estos campos formaron parte de las tierras concesionadas por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y otorgadas por ley de fecha 29 de Octubre de 1878 al Sr. Angel Plaza Montero, quien asume el compromiso de fundar un establecimiento, poblarlo con animales de producción e introducir familias europeas para su colonización. Tenia un plazo de dos años para efectivizar la compra y dar cumplimiento al contrato. Practicada la mensura, es Don Eduardo Casey quien se hace cargo de la concesión y quedan definitivamente escrituradas estas tierras a su
nombre en el año 1883.

En aquellas épocas y cuando Cnel. Suárez era Sauce Corto, se comienzan a vender tierras a los colonos, los precios de aquel entonces eran de $24 moneda corriente la hectárea y pagaderos en 4 anualidades, merced a esas facilidades muchas familias comenzaron a ser propietarias.

Transcurridos los años, ya superado holgadamente el 1900 y cuando los valores y las condiciones de venta eran otras, este establecimiento de aproximadamente 750 has, se llamaba «La Ernestina», era de la familia Cayssials, a quienes Héctor Norman Sol se lo compra en el año 1959 y lo llama «San Guillermo», en homenaje a Don Guillermo J. D. Cayssials, mi abuelo materno. El mismo se encuentra en el Cuartel IV del Partido de Coronel Suárez, a 40 km. aproximadamente de la ciudad cabecera de Distrito. En la actualidad se denomina «La Lonja» y son sus propietarios el Sr. Ricardo Ottino y familia, grandes amigos, Ricardo, Amelia, Gustavo, Eduardo y Marcelo.

Ya entrados en los años 60

Eran tiempos de dificultad y sinsabores, nada era fácil, el clima que golpeaba, se había transitado la dura sequía del 62. En el camino esperaba agazapado el granizo, que arteramente arrebataba en pocas horas el esfuerzo de muchos años. Pero se empezaba nuevamente siempre en esperanza, con garra y fe. Mucha siembra y mas siembra, lanares, que cuando se encerraban, el trabajo parecía interminable. El galpón, este bendito galpón de piedra blanca, de paredes de 0,50 cm., alto, con esas cabriadas donde algún búho se posaba y nos servía de divertimento.

Abarrotado de bolsas de cereal y lana, lugar prohibido pero atractivo para nosotros que éramos muchachitos. Sitio de grandes encuentros, fiestas de la Escuelita «La Uruguaya» y como el que hemos de abordar en este relato.

Para un acontecimiento como el que se produciría, se tenía que preparar todo y los encargados de realizar los trabajos eran los muchachos Aramburu y el vasquito Orlando, que al nombrarlo me viene a la memoria aquella frase que dijera Don Emir Mercader, de su amigo entrañable el Dr. Ricardo Balbin, «Los hermanos son los amigos que nos da la sangre y los amigos, son loshermanos que nos da la vida», nada mas ajustado a mis sentimientos; Ignacio, trabajador incansable y «Cito», capaz de sembrar noche y día en un tractor sin capota y en pleno invierno. Todo estaba listo, el momento se aproximaba.

La Peña 1º de Mayo

En el año 1940, un grupo de familiares y amigos deciden organizar una jornada de esparcimiento y cacería (perdices, liebres, etc). Se transportaban en carro y el punto de encuentro era el puente Canesa, a pocos kilómetros de la ciudad de Bahía Blanca. Pasaron veinticinco años y Pedro Frías, hijo y nieto de los precursores, se encuentra con su gran amigo de la «colimba», Héctor N. Sol y es precisamente en ese momento que acuerdan que el próximo encuentro sería en el Estab. «San Guillermo». Desde ese primer día han transcurrido ya, 40 años de ininterrumpidasjornadas de camaradería, culto a la amistad y al hombre de trabajo, dado que fue fundada en esa fecha, especialmente para ello.

«30 de abril de 1967»
El día que marcó mi militancia y mi inclinación democrática

«El 30 de abril de 1967 el depuesto presidente de la República Dr. Arturo Umberto Illia había viajado a Coronel Suárez a los efectos de presidir un acto público - que no fue permitido y que se realizó en el campo San Guillermo -, bajo el auspicio del Sr. Héctor Sol», decía una nota periodística del diario El Imparcial de Cnel. Suárez, en su suplemento del año 1983.

Llegó el día

Afloran mis recuerdos, todo transcurría normalmente en el Establecimiento «San Guillermo».

Llegaron los muchachos de la Peña 1º de Mayo y como en años anteriores se instalaron para pasar Domingo y Lunes 1º en el campo. La Peña se encuentra integrada por numerosos adláteres de Pedro y Miguel Frias, amigos entrañables de Héctor Sol.

Ejercía la máxima autoridad comunal en el Distrito de Coronel Suárez, el Dr. Marco Aurelio Marcalain, excelente persona, de profundas convicciones, hijo de Don Eusebio Marcalain, quien fuera Intendente Municipal, de brillante actuación y Presidente del Honorable Concejo Deliberante durante los años 1923 y 1924, e integrante de ese H. Cuerpo en años anteriores.

El Dr. Marco A. Marcalain, dado que las ordenes emanadas de las autoridades provinciales eran prohibir el acto, a pedido de la dirigencia local del Radicalismo, se interesó en el tema y llevó adelante las gestiones necesarias para que se permita la concreción de dicha reunión, logrando que se autorice su realización en la zona rural.

No obstante ello, cambios de directivas de último momento de las autoridades provinciales, originaron los acontecimientos que nos convocan. Y debo rescatar entre los hechos anecdóticos de ese momento, que era tal la ofuscación del Dr. Marcalain por lo sucedido, que presentó la renuncia a su cargo, la que no fue aceptada.

Era la tercera vez que nos visitaban y al llegar se encontraron con la novedad que el día Domingo 30 se realizaría una importante reunión en el establecimiento «San Guillermo»; venía nada más y nada menos, que el Presidente Constitucional de los argentinos, el Dr. Arturo Umberto Illia, quien lo seguía siendo a pesar del artero golpe de estado.

Este gran político y médico argentino, fue elegido en 1963 Presidente de la República como candidato de la Unión Cívica Radical del Pueblo. Fue depuesto por los «Salteadores Nocturnos» como los denominaba el Dr.Illia. Estaba acompañado por dirigentes del Comité de la Provincia de Bs. Aires, de Coronel Suárez y correligionarios de la provincia y principalmente de la sexta sección electoral.-

Todo era distinto, importante actividad desde temprano, los muchachos del campo, los vascos Orlando, Ignacio y «Cito» Aramburu, Pedro, Juan y alguno mas que no recuerdo el nombre, trabajando en todo lo atinente a los asados, el despliegue de mesas y sillas, frente al galpón de piedra, hoy aún existente y testigo mudo de esa parte importante de la historia política de nuestra zona.

Tengo recuerdos vagos de las instancias preliminares, la llegada de la comitiva, las presentaciones, el almuerzo, los discursos y las fotos.

Los acontecimientos siguientes están grabados en mi retina, son imágenes que se repiten y los sonidos del carro de asalto del Ejército, verde sin ventanas ni puerta, su llegada, el descenso de la tropa, las ordenes y los gritos, resuenan en mi memoria.

Era tiempo de preparar la semilla de trigo y como muchachito inquieto, estaba encaramado al carro de bolsas que se encontraba lindero a la maquina «limpiadora» como la denominábamos en el campo.

Desde el lugar tenía una vista única. Todo estaba ocurriendo a escasos 30 o 40 metros. No bien se detuvo el colectivo, los soldados descendían, fuertemente pertrechadados, se arrojaban cuerpo a tierra respondiendo a las órdenes del superior, era un hombre joven, delgado y con gorra militar, (se encontraba tambien el comisario Juan Carlos Jofré, según relatos periodísticos de la época). Otros saltaban el alambrado y se parapetaban debajo de los tamariscos y colocaban una ametralladora con trípode y cinta.

Luego todo era intriga, conversaciones de los muchachos que trabajaban en la limpieza del trigo y expectativa.


Detrás del galpón, todo era distinto. Mas de cuatrocientas personas sorprendidas por los acontecimientos. Rápidamente se organizo la evacuación del Dr. Illia. Se preparó un vehículo, lo manejaba el «vasco» Ignacio Aramburu, lo subieron al Doctor Illia. Tomaron rumbo oeste. El camino era vecinal e interno, no lo conocía nadie, mas allá de la familia, la salida era segura, no los podrían detener. Estaba asegurada la fuga. ¿Era la fuga? ¡No!!!!.

Ese gran Hombre, el Dr. Arturo Umberto Illia, lo interpela al vasco y le pregunta:
- ¿A donde vamos hijo?
- Doctor, quédese tranquilo, por este camino lo llevo donde usted quiera.-
- No, hijo pare!!!
- No Doctor, quédese tranquilo, no hay problema!!
- No, hijo, vuelva QUE NOSOTROS NO HEMOS HECHO NADA!!!

Cuando retornan, no habiendo alcanzado a salir del parque del campo, y ante el asombro de los presentes el Doctor Arturo U. Illia les indica que se debe afrontar la situación. Así, una comitiva encabezada por el propio Dr. Illia se dirige al encuentro de las fuerzas policiales y del Ejército, quienes lo esperaban junto al guardaganado y tranqueras, emplazadas en el cerco perimetral del casco.

Al acercarse el vehículo que transportaba a las autoridades al lugar, es cuando un agente de la comisaria local, el cabo Olivera, cierra el paso del mismo. Descendiendo el Dr. Illia, al que le apunta con el arma reglamentaria y éste le responde: «que se hallaba ante el Presidente constitucional de la Nación» y lo exhorta:

• - «Guarde ese arma, agente, no ve que si se le escapa un tiro puede herir a alguien».

El cabo se excusó y enseguida se hizo presente el comisario Jofre, quien le hizo saber las órdenes recibidas y que debía concurrir a la comisaría.

A partir de allí, todo transcurre rápidamente. La comitiva se dirige a la Comisaria de Cnel. Suárez, en ella los aguarda el subjefe de Policía de la Provincia, Tte. Gral. Gregorio Soria, quien había dispuesto prohibir el acto, incluso en el campo aludido.

Realizadas las diligencias del caso, se le permitió al Dr. Illia retirarse libremente.

En horas de la noche, un grupo de correligionarios, acompañados por algunos vecinos que deseaban desagraviar al Presidente depuesto, le ofrecieron una cena, la cual se llevó a cabo en el Club Del Progreso de Coronel Suárez, a la que concurrieron el Dr. Aristóbulo Illia, hermano del ex Presidente, autoridades partidarias y vecinos de la localidad y zona.

El Dr. Arturo U. Illia, el Dr. Raúl Alfonsín y otras autoridades viajaban hacia Buenos Aires.

D. Aristóbulo Illia, D. Lino Zilio, D. Alberto A. Durand, D. Arnaldo Maisonnave, entre otros

Hoy, a 38 años de aquel día, habiendo transitado caminos de dificultad y oscurantismo, inmersos en esta continuidad democátrica de 22 años ininterrumpidos, que supimos conseguir de la mano del centenario Partido Radical. Con un pueblo consustanciado con el espíritu democrático y libertario que nuestros próceres nos han sabido transmitir. Me tomo el atrevimiento de pensar
en voz alta entendiendo que la mejor manera de desagraviar su memoria es «no olvidando su lucha y su mensaje, transmitiendo a través de su ejemplo de vida».
«Algún día llegará cantando
la columna de los fuerte de alma,
de los leales a la Libertad,
y entonces, no importa quién lleve el palo,
lo que importa es la Bandera».
Ricardo Balbín


Algunas características del Dr. Arturo U. Illia y de su gobierno
El Dr. ARTURO UMBERTO ILLIA nació en Pergamino, Prov. de Buenos Aires. Abandonó la profesión médica por la política. Fue Senador provincial (1936), vicepresidente del Senado (1938) y diputado nacional (1948), fue elegido en 1963 presidente de la República como candidato de la Unión Cívica Radical del Pueblo. Murió en 1983 en Buenos Aires. En enero de 1982 Illia recibió el premio internacional Mahatma Gandhi por los servicios prestados
para la humanización del poder.
Al día siguiente de su vil derrocamiento, Illia convocó al Escribano Mayor de Gobierno
con el fin de hacer una pública manifestación de sus bienes. El 12 de octubre de 1963, cuando
asumió la primera magistratura de la República, poseía una propiedad en Cruz del Eje obsequiada
con el aporte de 4000 vecinos que habían contribuido individualmente con un peso moneda nacional, sus útiles de consultorio, un automóvil, y un depósito bancario de 300.000 pesos, mientras que a la fecha de su destitución, seguía teniendo la casa, pero había perdido elautomóvil y el saldo del banco. Por otra parte, durante los 32 meses de gobierno, dispuso de 80 millones de pesos anuales para gastos reservados, sobre los cuales no estaba obligado a rendir cuentas. De los 240 millones durante los años 1964, 1965 y 1966, sólo utilizó 20 millones, entre otras cosas para la presentación en Europa de una obra de teatro de Ricardo Rojas, y procedió a reintegrar los 220 millones restantes a la Tesorería General de la Nación.

Haciendo un poco de Historia

En la elección del 7 de julio de 1963 la fórmula Arturo Umberto Illia – Carlos Humberto Perette se impuso con el 25,15% de los votos. La Unión Cívica Radical del Pueblo, el radicalismo tradicional, restauraba la democracia habiendo ganado en los distritos de Buenos Aires, Catamarca, Córdoba, Chubut, Entre Ríos, Formosa, La Rioja, Misiones, Río Negro, Santa Cruz, Santa Fe y Santiago del Estero. La UCRI se impuso en Corrientes, Jujuy, La Pampa y Tucumán.

El partido Conservador en el Chaco, el Demócrata en Mendoza, el Movimiento Popular Neuquino en Neuquén, el Movimiento Federal Democrático en Salta, la UCR Bloquista en San Juan y el Demócrata Liberal en San Luis.

El ciudadano Arturo Umberto Illia recibió el 12 de octubre el bastón y la banda presidencial en traje de calle; era la primera vez que esto ocurría en nuestro país.

Su elenco ministerial fue totalmente radical; algunos de sus integrantes eran destacadísimos conocedores de la función que les tocaba cumplir: Juan Palmero en Interior, Eugenio Blanco en Economía, Miguel Ángel Zavala Ortiz en Relaciones Exteriores y Carlos Alconada Aramburu en Justicia y Educación.

Los tres comandantes en jefe continuaron en sus cargos: el general Juan Carlos Onganía en Ejército, el almirante Benigno Varela en Marina y el brigadier Conrado Armanini en Aeronáutica.

El ministro de Defensa era Leopoldo Suárez.

Arturo Illia tenía su equipo de trabajo en el gabinete nacional y un grupo de asesores, dentro de los cuales el mayor peso lo tuvo Germán López, además de Antonio Tróccoli. Illia era un médico de Córdoba, de Cruz del Eje. Su figura noble y austera acreditaba virtudes cívicas sin dobleces y prestigio moral sin claudicaciones. Pertenecía a la línea Córdoba de los radicales de la Intransigencia Nacional, cuyo numen inspirador había sido Amadeo Sabattini.

El Presidente, en su mensaje inaugural, expresó
«Iniciamos hoy, con el juramento que acabamos de prestar, una nueva etapa en la ya larga lucha por afianzar definitivamente en la Argentina los principios de la democracia y de la libertad (...); la democracia que la Constitución ha escogido como forma de vida nacional y que resulta maravillosamente enunciada en su Preámbulo y en la Declaración de Derechos, Libertades y Garantías, está muy lejos de haberla realizado
a satisfacción (...). La democracia argentina necesita perfeccionamiento; pero que quede bien establecido: perfeccionamiento no es sustitución totalitaria (...). El concepto social de la democracia no es nuevo, ni es sólo nuestro, se nutre en la filosofía social contemporánea. Esta es la hora de la reparación nacional a la que todos tenemos algo que aportar. Esta es la hora de la gran revolución democrática. Esta es la hora de las grandes responsabilidades. Esta es la hora de los grandes renunciamientos en aras
del bienestar de la comunidad; quien así no lo entienda está lesionando al país y se está frustrando a sí mismo (...). Todas las fuerzas políticas participan desde hoy, en mayor o menor medida (...) en el gobierno de la cosa pública (...). En este proceso de recuperación y transformación social argentina, el Poder Ejecutivo cumplirá su parte».

Las elecciones de legisladores le dieron al gobierno una ajustada mayoría en el Senado. En diputados logró 71 escaños, constituyendo la primera minoría. La UCRI, con 41 diputados, UDELPA, 14, la Democracia Progresista 13, la Democracia Cristiana 7, el Socialismo Argentino 6 y el Democrático 5. Los partidos de Centro, en total, obtuvieron 12 y los partidos provinciales, 10.

Esta diversidad de partidos era el resultado del sistema proporcional que se había aplicado en el acto electoral.
En política interior el país vivió, durante los tres años del gobierno de Illia, sin mayores sobresaltos, sin estado de sitio, sin intervenciones federales, sin plan Conintes, el clima del país fue de honestidad administrativa y todo se desarrolló en un ambiente de seguridad y confianza. Las relaciones con la Iglesia Católica se desenvolvieron en un marco cordial, continuando con las conversaciones iniciadas durante el gobierno de Frondizi, tendientes a abandonar el viejo régimen legalista del Patronato, establecido en la Constitución Nacional.

En política internacional se produjeron varios desencuentros con Chile, hasta que el 6 de noviembre los cancilleres de los dos países, Zavala Ortiz y Gabriel Valdez suscribieron una declaración conjunta e iniciaron conversaciones con miras a lograr los entendimientos necesarios. Sobre la soberanía de las Malvinas, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución 2.065 en diciembre de 1965, por la cual la Argentina podía dialogar por primera vez con el gobierno británico a fin de alcanzar una solución en la cuestión.

El programa de gobierno de la Unión Cívica Radical del Pueblo en sus cuatro puntos principales,
de tradición liberal y de grandes principios, marcaría las pautas por donde transcurriría el
tiempo del Ejecutivo de Illia:
1. Lograr el desarrollo del país construyendo una sociedad mejor
2. El subdesarrollo puede ser superado en base de una política de inversión adecuada
como resultado de la capacidad de ahorro interno y de una reorganización de la vida pública nacional.
3. El Estado Nacional debe conducir el desenvolvimiento de la evolución económica
caracterizada con una mínima intervención pública y asegurar la vida democrática y
sus instituciones.
4. Espera de los ciudadanos la mayor comprensión para acabar los conflictos sociales que
se presentarían para la consolidación del bien común.
En política económica el Ejecutivo Nacional a través de su ministro Eugenio Blanco, el Secretario
Técnico del Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE) Roque Carranza, Bernardo Grinspun su
Secretario Ejecutivo y Alfredo Concepción, llevaba adelante la conducción económica del país.
Se caracterizaron en dar un vigoroso impulso inicial a las actividades productivas y reactivar la
industria. El costo de vida aumentó el 38,5% en 1962; el 24% en 1963; el 22% en 1964; el
28,6% en 1965 y descendió abruptamente al 6,2% en 1966.
El crecimiento de la producción industrial fue del 18,7% en 1964 y del 13,8% en 1965.
El aumento del producto bruto alcanzó índices acostumbrados para la economía argentina, con
un índice negativo del 2,4% en 1963 pero lográndose un incremento del 10,3% en 1964 y del
9,1% en 1965. La balanza comercial logró un récord favorable en 1963 y continuó hasta los primeros meses de 1966.
Eugenio Blanco murió sorpresivamente, en su reemplazo asumió Juan Carlos Pugliese.
El 15 de noviembre se anunció la anulación de los contratos petroleros suscritos por YPF con trece compañías extranjeras desde el 1 de mayo de 1958. Los Estados Unidos reaccionaron enviando a un delegado especial del presidente John F. Kennedy, Averell Harriman. Illia explicó durante dos días la razón de la medida y el propio Kennedy se expresó ante los periodistas
aclarando que «es un acto de soberanía económica ejercida por el gobierno argentino y si éste
reembolsa la justa inversión el asunto está terminado».
Alsogaray, en una carta pública dirigida a Illia en 1965, le advertía que la política adoptada sobre el petróleo redundaría en una actitud negativa con los organismos internacionales y los grandes capitales. Comenzaría una campaña ideológica utilizando en este gigantesco plan todos los medios para ir formando opinión negativa respecto al gobierno radical; en ella fueron los principales protagonistas sectores de las Fuerzas Armadas, fundamentalmente del Ejército e importantes
grupos del sindicalismo argentino.

El 4 de diciembre, José Alonso, secretario general de la CGT, entrevistó al primer magistrado, entregándole un petitorio de quince puntos; entre ellos: ajuste de sueldos y salarios de acuerdo con el costo de vida; reactivación económica; ruptura con el Fondo Monetario Internacional; participación activa de los trabajadores en la administración de las empresas estatales y la eliminación de la desocupación y el desempleo. El día 5 se declaró la primera huelga general; su desarrollo fue ordenado, sin desbordes.
El 21 de mayo de 1964, unas ochocientas fábricas del Gran Buenos Aires fueron ocupadas, posteriormente se realizaron otros seis paros llegando a tener la CGT bajo su control, 11.000 establecimientos en todo el país. La Unión Industrial Argentina, a pesar de que los paros se realizaron sobre todo en la industria, hizo pública su opinión diciendo que las relaciones con sus trabajadores nunca habían sido mejores que en ese momento.

La ley de medicamentos 16.463 fue sancionada el 23 de julio de 1964 y se refería a contratos de drogas y productos utilizados en medicina humana. Por esta ley se creaba el Instituto de Farmacología y Normalización de drogas y medicamentos. La otra ley sobre el tema, la de Abastecimiento de drogas y productos utilizados en medicina humana, 16.462, pese a tener un número menor, fue promulgada el 4 de agosto.
Ambos proyectos fueron fuertemente criticados por las Cámaras farmacéuticas y diferentes laboratorios. Así como hubo presiones en contra, también se contó con apoyos de colegios médicos y de agrupaciones de farmacéuticos.
Eleccion de legisladores

El 20 de noviembre de 1964 el Gobierno Nacional convocó a elecciones para la renovación parcial de la Cámara de Diputados, fijándose el 14 de marzo de 1965 en los distritos que hubiera lugar y aplicándose el sistema de representación proporcional D´Hont. Si bien algunas provincias desde el 21 de febrero llevaron a cabo el acto comicial, los resultados finales evidenciaban la mayoría de los votos en dos partidos: la Unión Cívica Radical del Pueblo y la Unión Popular (peronista).
En el clima cada vez más enrarecido de un proceso revolucionario en marcha, muy sutilmente manejado, se produjeron dos hechos de gran repercusión. Entre el 8 y el 12 de octubre de 1965, se realizó el VII Congreso de Estudiantes de la Federación Universitaria Argentina (FUA), en Buenos Aires. En el Congreso, a los pedidos específicamente universitarios, se agregó a causa de la situación nacional, el apoyo a los sectores populares en su lucha por mejorar sus condiciones de vida, proponiéndose la nacionalización de la industria, la banca y el comercio, y romper inmediatamente con organismos financieros imperialistas, impulsando la Reforma Agraria; también se pedía la solidaridad con los pueblos que luchaban por la liberación nacional, comprometiéndose a actuar en forma efectiva.El otro acontecimiento, aconteció con la llegada de María Estela Martínez de Perón, acompañada por las 62 Organizaciones de Pie junto a Perón, encabezadas por el sindicalista José Alonso, por el ferroviario Lorenzo Pepe y el representante de Sanidad, Amado Olmos. El objetivo principal era terminar con el «Lobo» Augusto Vandor, metalúrgico, que hacía oídos sordos a las órdenes desde Puerta de Hierro, en Madrid. Vandor tenía buenas relaciones con los militares azules y los desarrollistas y no era ajeno a la preparación de un golpe sindical militar. Vandor fue expulsado de la CGT. Años más tarde, en 1969, este neoperonista sería asesinado.

El 23 de noviembre renunció como comandante en jefe del Ejército Juan Carlos Onganía. En el primer momento se creyó que la renuncia era una victoria del gobierno, pero , por el contrario, desde entonces empezó la cuenta regresiva de un golpe de Estado. El hombre más identificado con Onganía, el general Pascual A. Pistarini, lo reemplazó.

El 1 de mayo de 1966 en la apertura del año legislativo la sesión logró sólo un quórum ajustado. El bloque peronista no concurrió.
El domingo 29 de mayo el general Pascual A. Pistarini, con motivo del Día del Ejército, en una acto que contaba con la presencia del presidente Illia, expresó: «En un Estado cualquiera no existe libertad cuando no se proporcionan a los hombres las posibilidades mínimas de lograr un destino trascendente, sea porque la ineficacia no provee los instrumentos y las oportunidades necesarias, sea porque la ausencia de autoridad haya abierto el camino de la desintegración (...); no son los hombres ni los intereses de partidos o fracciones los que señalan el rumbo a la
institución que la República armó como garantía de su existencia».

Además del vacío de poder a que hacía mención el discurso, la institución militar se consideraba a sí misma, en base a la Doctrina de la Seguridad Nacional, como última garantía de orden y por encima de la potestad de la política.

El golpe del 28 de Junio

Se realizaron reuniones de los Altos Mandos. El golpe estaba en marcha. El 27 de junio fue relevado y arrestado el comandante del II cuerpo de Ejército, general Carlos A. Caro, contrario al golpe y por la noche se le informó al presidente del desconocimiento de su autoridad, ordenándole abandonar la Casa de Gobierno.
Como Arturo U. Illia se negó a dejar el cargo para que había sido elegido, al día siguiente a las 5:30 de la mañana, el general, el general Julio Alsogaray, acompañado por tres oficiales, se apersonó al Presidente y le exigió salir del despacho presidencial; ante la negativa, otra delegación militar acompañada por efectivos del Cuerpo de Guardia de Infantería de la Policía Federal desalojó al Presidente y a algunos colaboradores de la Casa Rosada.

El día 29 a las 8:55 las Fuerzas Armadas emitieron una proclama: el Manifiesto de la Revolución Argentina. La «Junta Revolucionaria» estaba formada por Pascual A. Pistarini (en representación del Ejército), almirante Benigno Varela (de la Armada) y Teodoro Álvarez (de la Aeronáutica).
Destituyeron al Presidente y al Vice, a los gobernadores y vices, disolvieron el Congreso Nacional y las legislaturas provinciales y separaron de sus cargos a los miembros de la Corte Suprema y al Procurador General.

Disueltos los partidos políticos, estableció la vigencia del Acta de la Revolución Argentina por encima de la Constitución Nacional.

El 29 de junio asumió la Primera Magistratura el general Juan Carlos Onganía, con él se inició un gobierno autoritario y centralizado. Ningún presidente anterior llegó a tener un poder tan amplio como el que él ejerció. No hubo reacción popular. La Universidad se mostró contraria a la ruptura constitucional y sufrió las consecuencias: la sangrienta Noche de los bastones largos. El poder empresarial esperaba mejores expectativas económicas, los sindicatos procuraron reforzar su poder y la Iglesia, no tenía una posición unánime.


Illia declaró que éste pasa sus días a la cabecera de la cama de su esposa, gravemente enferma de cáncer y que no ve casi a nadie. Ni siquiera los más encarnizados enemigos de Illia pusieron nunca en duda su honestidad personal...»
Tapa de la revista «ASÍ» del 15 de septiembre de 1966
Guillermo Claudio Sol
D.N.I.: 12.866.860

Bibliografía consultada
- «Album de Pueblos, Estancias y Colonias de Cura-Malal» de Eliseo Albornoz (Hijo).
Edición 1925.
- «120 Años en la Historia de Coronel Suárez» de Don Héctor Dos Santos.
- «Ricardo Balbín y su tiempo», de Raúl Balbín. Edición 2004.
Diarios:
- Nuevo Día de Cnel. Suárez.
- El Imparcial de Cnel. Suárez.
- La Voz del Interior de Córdoba.
- Clarín de Buenos Aires.
- La Nación de Buenos Aires.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario